El hambre existe en cada rincón de nuestra comunidad y afecta a personas de todas las edades, etnias, niveles educativos y situación laboral. La economía puede estar mejorando, pero para muchas personas en nuestra comunidad eso todavía no se trasladó a un nivel de ingresos que permita llevar alimentos a mesa todos los días.
La cantidad de gente a la que el Banco de alimentos de Contra Costa y Solano brinda asistencia alimentaria se incrementó más del 25% en los últimos dos años. De hecho, uno de cada ocho residentes ahora depende del Banco de Alimentos.
El año pasado, gracias al apoyo de personas como usted, el Banco de Alimentos proporcionó el equivalente a 16 millones de comidas a vecinos con necesidades; más de la mitad de los alimentos fueron frutas y verduras frescas.
Juntos, alimentamos a Julie y a su hija de 12 años. Cuando el trabajo de Julie fue tercerizado, recurrió al Banco de Alimentos para complementar la alimentación de su familia de cinco integrantes con frutas y vegetales.
Juntos alimentamos a Doris, la anciana de Richmond que perdió todo en un incendio, incluso a su hija, y ahora cuida a sus siete nietos.
Juntos alimentamos a Diana, la madre que se ocupa de sus dos hijos pequeños y de su madre enferma mientras su marido trabaja, pero aún así no puede afrontar los alimentos que necesita su familia.
Juntos alimentamos a Eli, a quien le recortaron las horas y a Venjie que no pudo continuar trabajando . Los alimentos que consiguieron en el Banco de Alimentos complementaron lo poco que podían afrontar en el supermercado.
Con su ayuda el Banco de Alimentos puede traer esperanza, alivio y seguridad a nuestros vecinos que luchan contra el hambre.